miércoles, 8 de julio de 2009

El futuro, la economía y la energía

El futuro, la economía y la energía
Borja Montaño

En diversos ámbitos inmersos en la política, se generan extremismos y opiniones polarizadas. En este sentido destacan las polémicas de los trasvases frente a la desalinización o el actual debate: nucleares si o nucleares no. La solución a este tipo de problemas no suele coincidir con los puntos extremos, sino más bien en el uso racional de los recursos. Quisiera apuntar que el debate que actualmente se está dando en torno a la energía nuclear, no debiera derivar de la decisión tomada por el Gobierno respecto a la central nuclear de Garoña. El cierre de esta central responde a que la antigüedad de la misma es preocupante, pues prolongar su uso mucho más de cuarenta años supone unos riesgos que tampoco nos conviene asumir. Quienes identifican esta acción como un movimiento estratégico en contra de la energía nuclear se equivocan, pues la esencia de su cierre reside en la antigüedad, lo que supone un mayor riesgo y una generación de residuos proporcionalmente mayor a la del resto de plantas. Pero tampoco nos engañemos, la energía nuclear no es ninguna panacea. A quienes la defienden diciendo que es eficiente y rentable les preguntaría ¿por qué ninguna empresa privada explota la energía nuclear? Siempre es el sector público quien la financia, de hecho destacan como referentes China y Rusia. ¿En qué se basan para decir que es rentable cuando en realidad no se poseen datos de lo que cuestan dichos reactores? Actualmente las energías renovables son un recurso emergente y el Gobierno las subvenciona, pero, no parece tener mucho sentido económico que tras cincuenta años de existencia de reactores nucleares el Estado continúe protegiendo la energía nuclear.

El futuro energético para España pasa sin duda por una mayor inversión en energías renovables, pues son ambientalmente sostenibles y reducirán la dependencia energética de nuestro país. La energía es un aspecto realmente preocupante del modelo económico mundial. El crecimiento es nuestro indicador de prosperidad económica, cada año el PIB debe de ser mayor que el anterior. A este respecto surge una cuestión que aunque siempre ha estado presente en el tiempo actual de crisis es más preocupante. ¿Se puede crecer ilimitadamente en un mundo limitado? La respuesta desde mi punto de vista es que sí, pero para ello debemos de trabajar duro. La energía en nuestro país se obtiene mediante la hidroeléctrica, nuclear, fósil y renovable. De estas cuatro fuentes, la que se obtiene a partir de los combustibles fósiles es la que que nos reporta la dependencia energética del exterior.

El principal inconveniente de las energías renovables es su elevado coste económico. Pero este coste es una inversión cuya rentabilidad reside en la calidad ambiental y en la seguridad en tanto en cuanto reduce la dependencia del exterior. Debemos asumir que los combustibles fósiles tienen sus días contados y que es necesario adaptarse cuanto antes a la futura escasez. Por otro lado hemos de tener en cuenta que los años que nos dicen los expertos que quedan de petroleo no indican hasta cuando se sostendrá el actual modelo energético. La demanda de China e India de petróleo está aumentando a un ritmo muy elevado, y este hecho puede desestabilizar el mercado pues a parte de ser países de gran tamaño, sus sistemas productivos son poco eficientes en términos energéticos. Por tanto debemos gestionar racionalmente todos los recursos energéticos teniendo en cuenta su coste, riesgos ambientales y disponibilidad futura. La central de Garoña tiene un elevado riesgo ambiental, y el petróleo presenta una baja disponibilidad futura. En cambio, las renovables nos asegurarán la disponibilidad futura de energía con bajos riesgos ambientales. Pero debe de apostarse por la investigación e inversión en renovables para que su coste económico disminuya. España es la tercera potencia mundial en energía eólica, de modo que nuestra apuesta por las renovables es clara.

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