sábado, 27 de junio de 2009

¡Cómo abortes te excomulgo pecador!





















¡Cómo abortes te excomulgo pecador!
Borja Montaño

Esta semana casi me atraganto en el sofá al ver las declaraciones de Juan Antonio Martínez Camino (secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española), “quien se someta a un aborto será excomulgado de inmediato”. Hay tantas cosas que no entiendo. Cuando yo era pequeño me contaban en las objetivas e imprescindibles clases de religión que Dios es misericordioso y siempre perdona nuestros pecados. ¿Cuándo decidieron que van a excomulgar a quienes participen en un aborto, se lo consultaron a Dios? La respuesta es que no, y de aquí surge la siguiente pregunta ¿Cómo saben si Dios no está dispuesto a perdonar a quienes aborten? A mi me da que se inventan cosas y eso está muy mal, porque es mentir que a su vez es pecado. Si quieren ganarse a la gente, deberían dedicarse a ser consistentes con ellos mismos, para mi un Papa que le dice a un africano sin VIH que no use preservativo cuando su mujer está infectada debería de ser excomulgado. Y unos párrocos que abusan de menores en colegios católicos deberían ir al infierno. Pero supongo que con dos “Padre Nuestro” lo tenemos apañado.

De todos modos, podemos estar tranquilos, el pecado no es delito. La Iglesia Católica en nuestro país al pasar por la experiencia franquista, tiene la mala costumbre de fijar su costumbre en la ley. El aborto es el último campo de batalla entre el Estado de derecho y la religión, pero mientras sus mentalidades no cambien habrá más capítulos de esta tragicomedia. La Ministra Aído ha dejado bien clara la situación, la Iglesia es competente en materia de lo que es o no pecado, pero no es competente en lo que es o no delito. ¿Acaso el aborto es un tema únicamente cristiano? ¿Es que todos los españoles somos cristianos? Está claro que no todos los españoles somos cristianos y que con campañas como esta, cada vez hay menos. Quizá esta situación abra las puertas al crecimiento de una masa de gente que pese a ser creyentes, no le dan ninguna credibilidad a la institución que representa la Iglesia. A la hora de regular el aborto, debe de primar en todo momento la ética cívica, común a los españoles y españolas, sobre la moral religiosa, que es propia de cada creencia. Es por ello, que corresponde al Parlamento legislar sobre esta materia, pues la voz de la Iglesia ya se expresó en su día en las urnas, como ciudadanos que son, con los mismos derechos y obligaciones.

La amenaza de la excomunión es una mala estrategia de la empresa denominada Iglesia Católica. Yo recordaría a los directivos del negocio de la fe, que no tienen el monopolio de la creencia, que no es necesario pasar por ellos, no es necesario pisar la iglesia, ni echar monedas en la cesta, ni marcar la x en la casilla de la declaración de la renta, ni llevar a los niños a sus colegios privados. ¿Piensa la CEE que un católico excomulgado va a dejar de creer en Dios? Si es así están profundamente equivocados, dejarán de tener fe en la institución, y perderán un cliente, por eso creo que la excomunión es o un farol o una mala estrategia. Muchos católicos se sienten dolidos con el descrédito y la falta de credibilidad que está adquiriendo la jerarquía de la Iglesia.

Pero una vez más creo que lo más importante de todo este debate, es que de base no tiene sentido. Se está trabajando para que las mujeres que quieren abortar puedan hacerlo y sobre todo tengan el poder de decidir si quieren o no quieren abortar. A partir de aquí surge la gran polémica por parte de quienes están en contra del aborto. Sin embargo, la ley no obliga a nadie a abortar, un católico que no crea que deba abortar, tiene todo el amparo de la ley para no hacerlo, faltaría más. Así que ¿Lo que se pretende que es, obligar a los que quieren abortar a que no lo hagan en base a una creencia religiosa que tal vez no compartan? Imaginemos por un momento que en España se nos quiere prohibir comer cerdo en base a una religión, seguro que esto no se daría ni a discusión. Tampoco creo que fuera debatido el que todas las personas tuviesen que ser circuncidados al nacer. La misma ética que prima en estos casos debe de ser la que se imponga en el caso del aborto, un musulmán que no desee comer cerdo en España tiene derecho a hacerlo y un católico que no quiera abortar tiene el mismo derecho.

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