sábado, 20 de agosto de 2011

cambios necesarios: mercado de trabajo





Una vez más nos acercamos a un periodo electoral en nuestro país, las próximas elecciones tendrán lugar el 20 de noviembre de 2011 en vez de en el mes de marzo para cuando estaban previstas. Según el Presidente del Gobierno, el motivo del adelanto electoral es que así, el nuevo Gobierno podrá hacerse cargo de todo el ejercicio económico de 2012. Zapatero argumenta que los efectos sobre la economía de esta medida es una mayor certidumbre política y económica para los próximos meses. Con este adelanto, el próximo Gobierno podría ejercer sus funciones ya desde el 1 de enero. Si bien, cabe destacar que independientemente de esta medida, el esfuerzo económico por reducir el gasto público ha asentado a nuestro país en la credibilidad. Por otro lado, el compromiso adquirido con los intereses de la deuda es completamente asumible. La duda que yo y muchas personas se plantean es si los efectos del adelanto de las elecciones sobre la economía serán realmente positivos, ya que ¿Cómo puede proporcionarse certidumbre política a un país haciéndolo pasar antes por un trámite generador de incertidumbre? No está claro.

En la medida de que Zapatero ha adquirido un rol de Presidente interino, es cierto que cuanto antes se forme el próximo Gobierno antes podrán llevarse a cabo las reformas profundas que sin duda llevarán a cabo los que vendrán, sean quienes sean. Puestos a opinar y mirando a nuestro alrededor a nuestros vecinos de Europa y al resto de países, yo empezaría sin lugar a dudas por el mercado de trabajo. En el empleo por cuenta ajena los españoles somos tremendamente ineficaces debido a que nos pagan por “estar ahí”, no por conseguir resultados. Nuestra misión como trabajadores es simplemente estar un determinado número de horas en el puesto de trabajo y deberían darse facilidades políticas para cambiar este tipo de sistema por otros basados en objetivos. Otra cuestión fundamental a abordar es el autoempleo, ya que la estructura actual no permite que una persona que desarrolla una pequeña actividad lo pueda hacer de un modo oficial como trabajador autónomo. En primer lugar existe una elevada complejidad en procesos y trámites tales como la declaración del IVA que hacen que lo habitual sea contar con un asesor. A este coste hemos de sumarle la cuota del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. Si tenemos en cuenta ambos costes, vemos que a menos que queramos que la mitad del dinero ganado se vaya en costes (y sin tener en cuenta los costes de la actividad económica a desempeñar), deberíamos de conseguir una facturación superior a mil euros. Sin embargo, numerosas personas que estarían encantadas de declarar su actividad no pueden hacerlo porque quizás se trata solo de unas horas y perciben pequeñas cuantías de por ejemplo unos 400€ mensuales. Tenemos que dotar a nuestro mercado laboral de una mayor flexibilidad, una estructura más racional y que apremie la productividad y no las horas. Otra cuestión que debemos incorporar es la flexibilidad espacial, es decir, tenemos grandes pérdidas de productividad por pretender realizar la jornada laboral en el lugar de trabajo, pero a menudo esto es completamente innecesario.


Borja Montaño

Doctor en Economía Aplicada

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